Cedazo, garbillo, tamiz, zaranda, criba, filtro, son muchos los nombres que identifican a este curioso y desconocido objeto, pero muy práctico cuando queremos separar dos o más productos.
A lo largo de la historia han sido muy diversos los materiales que se han usado para su fabricación, desde maderas de haya, pieles, esparto, cuero, alambres y mallas metálicas, etc . Consiste esencialmente en dos aros de madera que encajan uno dentro de otro, entre los cuales se intercala la malla que servirá para retener las partículas extrañas que queremos eliminar; pero su fabricación artesana y manual, le han dado hoy en día un lugar en la decoración de espacios como antigüedad u objeto del campo.
Buscar oro, descubrir restos de nuestra historia en excavaciones arqueológicas, o triturar minerales para su estudio o explotación, pueden ser una de esas empresas, en las que, un buen juego de cribas nos puede facilitar la tarea y sobre todo garantizar nuestro éxito.
Muy extendido su uso en agricultura, siendo esencial para el tamizado y clasificado de harinas, cereales, especias, cacao, café, semillas, arroz, sal, frutos secos, etc, ha facilitado, y sigue haciéndolo, la tarea de separar o clasificar productos en el campo.
En análisis de suelos para obra civil o estudios de terrenos para su construcción, el uso de torres de tamices, nos garantiza obtener datos fiables de granulometría para poder tomar decisiones acertadas.
Separación de piedras grandes o eliminación de polvo y clasificación de diferentes tipos de arenas, son esenciales en la construcción de carreteras, puentes y edificios.
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